] Este discurso de Escipión, ya que el Senado estaba en la ciudad, y Pompeyo estaba cerca, de labios del propio Pompeyo. Algunos habían expresado puntos de vista menos rigurosas, tales como M. Marcelo, cuando entró en su discurso, dijo que no debe remitirse al Senado antes de la explicación de la materia, hasta que se hicieron gravámenes por toda Italia, y los ejércitos planteadas bajo cuya protección el Senado, con libertad y seguridad, lo que él quería, pensaron adecuada; como M. Calidius, quien expresó la opinión, cuando Pompeyo llegó a sus propias provincias, a fin de que podría haber ningún motivo para temer, después de haber extorsionado dos legiones de él, para que no deberían convertirse en la ciudad se les impide avanzar y retenerlos cerca de él poniendo en peligro; como M. Rufo, que dictó la resolución de Calidius algunas modificaciones siguieron. Todos ellos fueron severamente reprendidos por Léntulo, se desmayó. Él se negó rotundamente a Calidius. Marcelo, intimidado por su opinión. Así, la mayoría del Senado, intimidado por las amenazas de los amigos de Pompeyo, de mala gana ya regañadientes aprobó opinión de Escipión, más de las siguientes condiciones: antes del día especificado, y para hacer uso de, César debe disolver su ejército; si no lo hacen así, él habría de considerarse que actúa en contra del Estado.
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